lunes, 1 de junio de 2009

LA MESA DE LA ESPERANZA ó CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA




Muchos años han pasado desde que algunos empezamos a luchar en esto de los derechos de los Guardias Civiles. ¡Para algunos quizá demasiados!.

Sin embargo la evolución de la sociedad, ha generado una necesidad inherente a la propia evolución de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Dichas necesidades sociales vienen demandadas, no por preocupaciones, ni manifestaciones espontáneas de la ciudadanía, sino por una urgente necesidad de adaptación a los modelos delincuenciales actuales. Las modernas tácticas y los medios que emplean los nuevos delincuentes en España, superan gravemente los caducos medios de los que disponen las fuerzas de Seguridad. Por ello y ante la demanda creciente de los ciudadanos, ante una delincuencia avanzada, hacen necesaria una modernización de nuestros Cuerpos de Seguridad. No sólo en medios, sino también en la necesidad de adaptarse a una formación cada vez más desarrollada. Las propias funciones que desarrollan aquellos que se encuentran con todo tipo de delitos y casos, muchas veces tan subrealistas; que pudieran ser propios de “los hombres de Paco”, hacen que se enfrenten a situaciones que requieren una profunda y desarrollada formación profesional, la cual actualmente se encuentra en fase de desarrollo y no cubre las expectativas reales que se considerarían necesarias.

Los Cuerpos de Seguridad se encuentran habitualmente con situaciones que exigen gran personalidad psicológica, no sólo para poder solventar situaciones verdaderamente difíciles, sino también para que las mismas no les afecten en su vida cotidiana.

Esta adaptación a la modernidad dentro del Cuerpo, debe pasar por un exhaustivo y riguroso control, sobre la Prevención de Riesgos Laborales y acometer cuantas acciones sean necesarias, para dotar al Cuerpo de todos aquellos medios que sean imprescindibles para realizar su labor, ya que la mejora de las condiciones profesionales de las Fuerzas de Seguridad, va ligada estrechamente a la mejora de la Seguridad Ciudadana.

No podemos tener una Policía con medios obsoletos, ni debemos tener a unas Fuerzas de Seguridad abatidas, ya que de una manera u otra, incluso psicológica, influyen en sus miembros este tipo de condicionantes.

Vemos también a diario en diferentes medios de comunicación, la noticia de que un Guardia Civil o un Policía se ha suicidado. Incluso tratamos con una fría normalidad el alto índice de bajas psicológicas que sufren estos Cuerpos. Sin embargo por parte de mentes retrogradas y carentes de sensibilidad, siempre se alude a una abúlica apatía por parte de sus miembros. Acusándoles de utilizar este tipo de baja para eludir su responsabilidad. Si de verdad hubiera una sería preocupación por disminuir el alto índice de bajas en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se encontrarían rápidamente con un elevadísimo número de guardias civiles o policías, que acuden a este tipo de bajas por graves problemas laborales. Muchos de ellos son sangrantes casos de acoso laboral. Los cuales si de por si son difíciles de demostrar en cualquier trabajo, mucho más en cualquier órgano jerarquizado. Otros muchos serían fácilmente solucionables, si por parte de la administración hubiera una verdadera conciencia social, ya que la mayoría de estos casos llegan a ser extremos, debido a una falta total de un órgano de mediación o de solución de conflictos.

Desde aquí pediría a la Guardia Civil (ya que es la que me afecta profesionalmente), que tome en serio a las asociaciones profesionales y que juntos puedan llegar a ser una solución real frente a la solución de estos conflictos y generen un Órgano independiente y paritario, entre administración y asociaciones profesionales. El citado Órgano debería ser mediador y sus decisiones vinculantes y aceptadas por aquellas partes que se sometieran a su dictamen. Este tipo de cosas son las que generarían un verdadero proceso de innovación y modernización en el Cuerpo y estoy seguro que solucionarían un elevado tanto por ciento de estas bajas. Las cuales muchas de ellas se producen por la sensación de los miembros del Cuerpo, de sentirse abandonados y no encuentran ninguna salida a su situación.

La fotografía de la mesa con la que inicio esta línea de opinión, pudiera ser la materialización del sueño que relaté en un posteado anterior, o pudiera convertirse nuevamente en una pesadilla más, de las que he tenido innumerables veces en mi carrera profesional. Todo depende de NOSOTROS.

Como veréis he querido resaltar la palabra NOSOTROS, ya que no podemos siempre buscar como culpable o enemigo al que tenemos enfrente y depende de nuestra capacidad de diálogo, trabajo y dedicación, el que nuestro contrincante nos respete y entienda nuestra labor. Con este nuevo modelo de asociacionismo, la labor de las asociaciones profesionales va a ser imprescindible. La adaptación de las asociaciones a su profesionalización, acercará nuestro modelo aún más al modelo de defensa de los intereses policiales. Anclarse en los antiguos modelos de asociaciones culturales, no conlleva más que a una defensa de guetos, los cuales no son respetados por la administración, ni considerados defensores y garantes de los derechos de los guardias civiles, y mucho menos órgano de interlocución.

Últimamente y tras los acontecimientos más recientes, hemos podido observar como la capacidad de negociación, entre asociaciones profesionales y la administración, empieza a producir su primeros efectos. Se van dando unos primeros pasos con miras en un futuro a la posibilidad de negociación colectiva, similar al de otros Cuerpos de Seguridad.

A lo largo de mi función como Consejero, he podido ver una evolución importante en el entorno de la negociación en la Guardia Civil. Sin duda nos queda muchísimo camino por desarrollar, aunque parece que vamos por el correcto, por lo tanto mi enhorabuena para aquellos que están día a día luchando por desarrollar un nuevo modelo de asociacionismo profesional, que se adapte a los nuevos tiempos, dejando atrás las luchas fraticidas entre asociaciones, y las jugadas de tablero de ajedrez para mantener guetos y chiringuitos personales.

Me gustaría finalizar estas líneas, para pedir encarecidamente a mi asociación, que luche y se aferre con uñas y dientes a ese modelo de asociacionismo profesional. Lo contrario sería la “Crónica de una muerte anunciada”.

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