Queridos amigos y lectores. Por problemas familiares graves por los que atravieso actualmente, añadidos además porque mi pequeña de un año y medio acaba de salir del hospital con una fractura de codo, así como una posible pequeña intervención quirúrgica por la que tendré que pasar próximamente, os debo dejar durante un tiempo, ya que entenderéis que para mi ahora son más importantes la resolución de estos temas. Un saludo y espero volver pronto con todos vosotros.
Miguel Angel Lezcano
viernes, 26 de junio de 2009
Buenos momentos
En la vida diaria existen esos buenos momentos que nos hacen sentir bien, especial, regocijantes, orgullosos de algo que logremos, son sencillos algunos, pero si que son especiales.
La palabra entusiasmo proviene del griego y significa tener un Dios dentro de sí.
La persona entusiasta o entusiasmada era aquella que era tomada por uno de los dioses, guiada por su fuerza y sabiduría, y por ese motivo podría transformar la naturaleza que lo rodea y hacer que ocurrieran cosas. Sólo las personas entusiastas eran capaces de vencer los desafíos de lo cotidiano. Era necesario por lo tanto entusiasmarse para resolver los problemas que se presentaban y pasar a una nueva situación.
El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla. Es un estado de fe, de afirmación de sí mismo.La persona entusiasta es aquella que cree en su capacidad de transformar las cosas, cree en sí misma, cree en los demás, cree en la fuerza que tiene para transformar el mundo y su propia realidad. Está impulsada a actuar en el mundo, a transformarlo, movida por la fuerza y la certeza en sus acciones.El entusiasmo es lo que da una nueva visión de la vida.Entusiasmo es distinto del optimismo.
Mucha gente confunde el optimismo con el entusiasmo. Optimismo significa creer que algo favorable va ocurrir, inclusive anhelar que ello ocurra, es ver el lado positivo de las cosas, es una postura amable ante los hechos que ocurren. En cambio el entusiasmo es acción y transformación, es la reconciliación entre uno mismo y los hechos, las cosas.Sólo hay una manera de ser entusiasta: actuando entusiasmadamente.Si tuviéramos que esperar tener las condiciones ideales primero para luego entusiasmarnos, jamás nos entusiasmaríamos por algo, pues siempre tendríamos razones para no entusiasmarnos. No son "las cosas que van bien" lo que trae entusiasmo, es el entusiasmo que nos hace hacer bien las cosas. Hay personas que se quedan esperando que las condiciones mejoren, que llegue el éxito, que mejore su trabajo, que mejore su relación de pareja o de familia para luego entusiasmarse ... la verdad es que jamás se entusiasmarán por algo.Si creemos que es imposible entusiasmarnos por las condiciones actuales en las que nos toco vivir, lo más probable será que jamás saldremos de esa situación.
Es necesario creer en uno mismo, en la capacidad de hacer, de transformarse y transformar la realidad que nos rodea. Dejar de un lado toda la negatividad, dejar de un lado todo el escepticismo, dejar de ser incrédulo y ser entusiasta con la vida, con quienes nos rodean y con uno mismo.
A veces en estos mundos que nos toca vivir, nos encontramos ante situaciones complejas e incomprensibles. La propia palabra desagradecer lo dice en si misma: "No corresponder ni valorar el beneficio recibido", e incluso en su adjetivada lo define más claramente <>: Cosa] que no compensa el esfuerzo o la dedicación que se pone en ella.
Por estas circunstancias y cuando alguien se encuentra en la situación de desagradecimiento debe evolucionar y mantener su situación de entusiasmo por encima de todo.
En la parte que a cada uno le afecta, debe entender y valorar sus posturas y ser coherente con sus principios morales y sociales, por lo que si estos se ven afectados por el acoso personal y continuo, así como su vida familiar se ve afectada, debe resurgir como el fenix, con una fuerza inusitada y con todas las armas de las que uno disponga.
Hemos de tener en cuenta que cuando uno se lleva una decepción sobre aquello por lo que ha estado luchando y apostando varios años de su vida, dejando familia, hijos, tiempo, amigos y dinero, debe empezar una nueva vida y apartar aquellos que le ha hechoi sentirse decepcionado, si bien las circunstancias de la vida hacen que algunas veces le resulte imposible hacerlo, ya que el odio, miedo, envidia o rencor de algunas personas, le hacen resurgir inevitablemente de sus cenizas.
Hay personas para las que no existe otro mundo que el que conocen y no saben apartarse de su pequeño círculo, no entendiendo que la vida es mucho más amplia. Que cuando se cierra un capítulo de la misma, se debe buscar otro en el que poder expresar aquello que uno lleva dentro´. Dando lo mejor de si, pero siempre intentando no hacer daño a nadie y siendo coherente con sus ideales y principios. El hacer mal, para sentirse bien, sólo devuelve mal de manera acrecentada. El odio, infunde odio. La destrucción por si misma es autodestructiva. Por desgracia algunas personas que viven aferradas a su círculo, no entienden que ese no es el camino.
El camino del optimismo debe ser la via para avanzar en las civilizaciones actuales. Mirar para adelante debe ser la clave para conseguir los objetivos marcados. El camino del odio y el rencor solo genera destrucción.
Por ello es tan importante ser entusiastas u optimistas y acordarse de los buenos momentos que cada uno tiene en su vida, ya que las circunstancias a veces nos hacen entender que hay otras cosas que importan mucho más.
Un saludo
"Ocurra lo que ocurra, aún en el día más borrascoso, las horas y el tiempo pasan."
William Shakespeare (1564-1616)
"Ocurra lo que ocurra, aún en el día más borrascoso, las horas y el tiempo pasan."
William Shakespeare (1564-1616)
martes, 9 de junio de 2009
Paranoias
Algunas veces, la idiosincrasia asociativa y los miedos a las pérdidas de poder acaban pareciéndose más a una reyerta entre navajeros que a un discurso político en la cual lo que menos parece importar es la resolución del problema, el análisis de los errores cometidos y la falta de prevención y de medidas efectivas. El caso es buscar las maneras y generar dudas suficientes, subjetivamente argumentadas, para generar alrededor del libre-pensador, un halo que pueda parecer oscuro, con el único fin de que esa oscuridad tape los propios errores y fracasos.
Normalmente, esos fracasos suelen ser debido a una falta de previsión total y suelen ser comúnmente producido por aquellos que anteriormente cometieron los mismos errores, incluyendo la falta de información.
Este tipo de líderes fascistoides, suelen rodearse de otros que tienen por costumbre ponerse el traje de faena y que su única aspiración, es conseguir sus metas arrimando el hombro,
Las faltas de previsión anteriormente mencionadas y el intento de control absoluto, suelen llevar comúnmente a un gran desastre organizativo, ya que la falta de organización administrativa es un problema común de aquellas organizaciones en donde la creencia ciega en su capacidad de improvisación está a prueba de bomba (y desastres).
Por ello este tipo de actitudes dictatoriales acaban abocando a una elevada tasa de absentismo asociativo y su lentitud e ineficacia es todo menos sorprendente, para aquellos que como he dicho anteriormente, suelen ponerse el traje de faena. Provocando crispación, desentimiento y conflicto. Lo que añadido a la falta de autocrítica y miedo a pérdida de control absoluto, ejerce una función desestabilizadora y de desmembración inevitable.
El problema de la total falta de previsión es un problema de organización asociativa.
Poco importa si las decisiones nefastas fueran tomadas directamente por el responsable asociativo o por varios de sus subordinados, lo que importa es que él sea el último responsable y que él tuviera que haber admitido no solamente los enormes errores cometidos en el desarrollo organizativo, sino su responsabilidad personal y/o política. Y los políticos demuestran su sentido de responsabilidad política, dimitiendo.
La falta de dimisión a partir de la presentación de una fractura asociativa tendrá, sin ninguna duda, un importante desgaste político, que resultará en el mejor de los casos en una considerable merma de la organización o en el peor de los casos, una quiebra total.
Este tipo de desastres organizativos y funcionales, ejercen en el resto una enorme desmotivación.
Traducción: Se acaba siendo un desastre organizativo.
Pero seamos positivos. ¿Se puede innovar en estas circunstancias?. La respuesta es si.
Por encima de este sentimiento de caos sobrevuela una sensación de abandono, de incuria, de desastre organizativo, de retraso sideral, por ello la información interna es inherente a las organizaciones. Y es que, una organización no es más que un conjunto de personas que interaccionan intercambiando información. Por ello, la información interna en una organización se considera mucho más importante (su volumen es generalmente mayor) que la información externa.
Los aspectos administrativos y organizativos son de vital importancia para incorporar medidas de prevención y mitigación. Sus fallos, errores y desidias, deben estar perfectamente solventadas con anterioridad a la ocurrencia de un desastre, ya que luego lo único que se puede hacer es lamentarse, cuando los desastres podían haberse evitado. Por lo que la irresponsabilidad en este tipo de situaciones, sólo pueden llegar a un camino razonable: la dimisión.
Este análisis es ambicioso en el sentido de que su objetivo final es la implementación de una política de calidad total en la prestación de los servicios a los asociados, ya que la falta administrativa, organizativa y funcional, ha de dar paso para asegurar la calidad de la prestación de los servicios. Para mejorar en forma inherente las condiciones estructurales, las no estructurales y las administrativo-organizativas desde el punto de vista de la operación cotidiana, lo cual redunda en un comportamiento más adecuado para la organización y sus afiliados.
Dentro de los aspectos organizativos, es necesario mencionar que muchos de los problemas que se presentan en la operación cotidiana se deben a deficiencias o ausencia de programas de mantenimiento preventivo, de políticas concretas comunitarias, de falta de organización y funcionamiento estructural, de carencia de ideas, de demasía en la improvisación.
La falta de planificación para ampliaciones o modificaciones provoca un crecimiento desordenado que ocasiona deficiencias generales de funcionamiento, interrupción de servicios y malestar para los asociados. Circunstancia esta que provoca el colapso funcional y hay que renovar para poder tener capacidad de solventar las deficiencias que se presenten en el menor plazo posible
«A cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades»
Por ello, me gustaría conjugar y fusionar a este supuesto, un añadido como al sentir asociacionista como complemento intrínseco de la «Libertad» está la del «DEBER», o sea, de las obligaciones que nos imponen las leyes morales o divinas. El concepto del «DEBER» presupone, ante todo, que estemos en la libertad de escoger. Que gocemos de «libre albedrío». Desgraciadamente, en nuestros días, las nuevas generaciones han sido educadas según las teorías de Freud, que hacen que nos consideremos y actuemos como meros autómatas irresponsables, obedeciendo a determinados estímulos. Con tal clase de educación se ha perdido en nosotros el sentido del deber. Por ello en las organizaciones se debe respetar la libertad y asumir el deber, sin seguir sometidos a la automatía organizativa.
Otra consecuencia y quizás la más lamentable, es que tendemos a mirar al exterior para la solución de todos nuestros males. A echar la culpa de nuestra ineptitud, a las actuaciones de otras organizaciones. El antagonismo de que son objeto los norteamericanos, aparte de la envidia que se les tiene, parte de que los demás países se han acostumbrado a depender de ellos en tal forma y a esperar de ellos la solución de todos sus problemas al grado que ya no pueden valerse por sí. Se ha perdido también ese espíritu aventurero que nos hacía soñar con nuevos horizontes, con nuevos continentes qué explorar, qué conquistar. Con la consecución de nuestra metas. Momento que por otra parte, puede ser el actual.
Otra consecuencia de esas teorías nocivas, es que el hombre ya no se considere responsable y que no busque en si mismo la causa de sus propios triunfos o fracasos. Shakespeare en la tragedia de «Julio César», hace decir a Casio: «The fault, dear Brutus, lies not in our stars, but in ourselves that we are underlings». («La culpa, querido Bruto, de nuestra Inferioridad, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos»). ¿Quién en nuestros días, diría otro tanto?
En una de las páginas de la obra magna de la literatura castellana, Cervantes, por boca de don Quijote, dice: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos: con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida».
Por ello, simplemente os reitero como siempre una saludo para todos aquellos que me leen, que por lo que veo son bastantes. Espero que algún mensaje llegue “desde el cariño, como siempre”.
Normalmente, esos fracasos suelen ser debido a una falta de previsión total y suelen ser comúnmente producido por aquellos que anteriormente cometieron los mismos errores, incluyendo la falta de información.
Este tipo de líderes fascistoides, suelen rodearse de otros que tienen por costumbre ponerse el traje de faena y que su única aspiración, es conseguir sus metas arrimando el hombro,
Las faltas de previsión anteriormente mencionadas y el intento de control absoluto, suelen llevar comúnmente a un gran desastre organizativo, ya que la falta de organización administrativa es un problema común de aquellas organizaciones en donde la creencia ciega en su capacidad de improvisación está a prueba de bomba (y desastres).
Por ello este tipo de actitudes dictatoriales acaban abocando a una elevada tasa de absentismo asociativo y su lentitud e ineficacia es todo menos sorprendente, para aquellos que como he dicho anteriormente, suelen ponerse el traje de faena. Provocando crispación, desentimiento y conflicto. Lo que añadido a la falta de autocrítica y miedo a pérdida de control absoluto, ejerce una función desestabilizadora y de desmembración inevitable.
El problema de la total falta de previsión es un problema de organización asociativa.
Poco importa si las decisiones nefastas fueran tomadas directamente por el responsable asociativo o por varios de sus subordinados, lo que importa es que él sea el último responsable y que él tuviera que haber admitido no solamente los enormes errores cometidos en el desarrollo organizativo, sino su responsabilidad personal y/o política. Y los políticos demuestran su sentido de responsabilidad política, dimitiendo.
La falta de dimisión a partir de la presentación de una fractura asociativa tendrá, sin ninguna duda, un importante desgaste político, que resultará en el mejor de los casos en una considerable merma de la organización o en el peor de los casos, una quiebra total.
Este tipo de desastres organizativos y funcionales, ejercen en el resto una enorme desmotivación.
Traducción: Se acaba siendo un desastre organizativo.
Pero seamos positivos. ¿Se puede innovar en estas circunstancias?. La respuesta es si.
Por encima de este sentimiento de caos sobrevuela una sensación de abandono, de incuria, de desastre organizativo, de retraso sideral, por ello la información interna es inherente a las organizaciones. Y es que, una organización no es más que un conjunto de personas que interaccionan intercambiando información. Por ello, la información interna en una organización se considera mucho más importante (su volumen es generalmente mayor) que la información externa.
Los aspectos administrativos y organizativos son de vital importancia para incorporar medidas de prevención y mitigación. Sus fallos, errores y desidias, deben estar perfectamente solventadas con anterioridad a la ocurrencia de un desastre, ya que luego lo único que se puede hacer es lamentarse, cuando los desastres podían haberse evitado. Por lo que la irresponsabilidad en este tipo de situaciones, sólo pueden llegar a un camino razonable: la dimisión.
Este análisis es ambicioso en el sentido de que su objetivo final es la implementación de una política de calidad total en la prestación de los servicios a los asociados, ya que la falta administrativa, organizativa y funcional, ha de dar paso para asegurar la calidad de la prestación de los servicios. Para mejorar en forma inherente las condiciones estructurales, las no estructurales y las administrativo-organizativas desde el punto de vista de la operación cotidiana, lo cual redunda en un comportamiento más adecuado para la organización y sus afiliados.
Dentro de los aspectos organizativos, es necesario mencionar que muchos de los problemas que se presentan en la operación cotidiana se deben a deficiencias o ausencia de programas de mantenimiento preventivo, de políticas concretas comunitarias, de falta de organización y funcionamiento estructural, de carencia de ideas, de demasía en la improvisación.
La falta de planificación para ampliaciones o modificaciones provoca un crecimiento desordenado que ocasiona deficiencias generales de funcionamiento, interrupción de servicios y malestar para los asociados. Circunstancia esta que provoca el colapso funcional y hay que renovar para poder tener capacidad de solventar las deficiencias que se presenten en el menor plazo posible
«A cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades»
Por ello, me gustaría conjugar y fusionar a este supuesto, un añadido como al sentir asociacionista como complemento intrínseco de la «Libertad» está la del «DEBER», o sea, de las obligaciones que nos imponen las leyes morales o divinas. El concepto del «DEBER» presupone, ante todo, que estemos en la libertad de escoger. Que gocemos de «libre albedrío». Desgraciadamente, en nuestros días, las nuevas generaciones han sido educadas según las teorías de Freud, que hacen que nos consideremos y actuemos como meros autómatas irresponsables, obedeciendo a determinados estímulos. Con tal clase de educación se ha perdido en nosotros el sentido del deber. Por ello en las organizaciones se debe respetar la libertad y asumir el deber, sin seguir sometidos a la automatía organizativa.
Otra consecuencia y quizás la más lamentable, es que tendemos a mirar al exterior para la solución de todos nuestros males. A echar la culpa de nuestra ineptitud, a las actuaciones de otras organizaciones. El antagonismo de que son objeto los norteamericanos, aparte de la envidia que se les tiene, parte de que los demás países se han acostumbrado a depender de ellos en tal forma y a esperar de ellos la solución de todos sus problemas al grado que ya no pueden valerse por sí. Se ha perdido también ese espíritu aventurero que nos hacía soñar con nuevos horizontes, con nuevos continentes qué explorar, qué conquistar. Con la consecución de nuestra metas. Momento que por otra parte, puede ser el actual.
Otra consecuencia de esas teorías nocivas, es que el hombre ya no se considere responsable y que no busque en si mismo la causa de sus propios triunfos o fracasos. Shakespeare en la tragedia de «Julio César», hace decir a Casio: «The fault, dear Brutus, lies not in our stars, but in ourselves that we are underlings». («La culpa, querido Bruto, de nuestra Inferioridad, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos»). ¿Quién en nuestros días, diría otro tanto?
En una de las páginas de la obra magna de la literatura castellana, Cervantes, por boca de don Quijote, dice: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos: con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida».
Por ello, simplemente os reitero como siempre una saludo para todos aquellos que me leen, que por lo que veo son bastantes. Espero que algún mensaje llegue “desde el cariño, como siempre”.
Cuando llega el final
Me gustaría poner en este blog, unas maravillosas palabras de alguien que sabía que todo tiene su tiempo y sus formas y dedicárselo a muchas personas. Aunque simplemente me limitaré a dedicárselo a aquellas que se den por aludidas:
Hay que saber cuando una etapa llega a su fin. Cuando insistimos en alargarla mas de lo necesario, perdemos la alegria y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir.
Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capitulos... no importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron.
Nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido. El pasado no volvera: no podemos ser eternamente ninos, adolescentes tardios, hijos con sentimientos de culpa o de rencor, amantes que reviven dia y noche su relacion con una persona que se fue para no volver.
Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello. Por eso es tan importante (por muy doloroso que sea!) destruir los recuerdos.
Recordando siempre que todo en este mundo visible es una manifestacion del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazon y por ende, deshacerse de ciertos recuerdos significa tambien dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar. Dejar para siempre. Soltar. Desprenderse. Nadie en esta vida juega con cartas marcadas.
Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No esperes que te devuelvan lo que has dado, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor.
Deja de encender tu television emocional y ver siempre el mismo programa, en el que se muestra como has sufrido con determinada perdida: eso no hace sino envenenarte. Nada hay mas peligroso que las rupturas amorosas que no aceptamos, las promesas de empleo que no tienen fecha de inicio, las decisiones siempre pospuestas en espera del "momento ideal".
Antes de comenzar un nuevo capitulo hay que terminar el anterior: repetirse a si mismo que lo pasado no volvera jamas. Recuerdar que hubo una epoca en que podias vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un habito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea dificil, pero es muy importante. Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida.
Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras, y transformate en el que eres.
Paulo Coelho.-
Me gustaría añadir simplemente a estas palabras y para aquellos que se den por aludidos, que lo mejor que pueden hacer es dedicar su tiempo y su vida a formar un nuevo presente, alejándose de lo que para ellos ya debería ser pasado.
Un saludo
domingo, 7 de junio de 2009
MOVIMIENTO CAÓTICO
Sensibilidad a las condiciones iniciales significa que dos puntos en tal sistema pueden moverse en trayectorias muy diferentes en su espacio de fase incluso si la diferencia en sus configuraciones iniciales son muy pequeñas. El sistema se comportaría de manera idéntica sólo si sus configuraciones iniciales fueran exactamente las mismas. Un ejemplo de tal sensibilidad es el así llamado "EFECTO MARIPOSA", en donde el aleteo de las alas de una mariposa puede crear delicados cambios en la atmósfera, los cuales durante el curso del tiempo podrían modificarse hasta hacer que ocurra algo tan dramático como un tornado. La mariposa aleteando sus alas representa un pequeño cambio en las condiciones iniciales del sistema, el cual causa una cadena de eventos que lleva a fenómenos a gran escala como tornados. Si la mariposa no hubiera agitado sus alas, la trayectoria del sistema hubiera podido ser muy distinta.
La idea de la que parte la Teoría del Caos es simple: en determinados sistemas naturales, pequeños cambios en las condiciones iniciales conducen a enormes discrepancias en los resultados. Este principio suele llamarse efecto mariposa debido a que, en meteorología, la naturaleza no lineal de la atmósfera ha hecho afirmar que es posible que el aleteo de una mariposa en determinado lugar y momento, pueda ser la causa de un terrible huracán varios meses más tarde en la otra punta del globo.
Un ejemplo claro sobre el efecto mariposa es soltar una pelota justo sobre la arista del tejado de una casa varias veces; pequeñas desviaciones en la posición inicial pueden hacer que la pelota caiga por uno de los lados del tejado o por el otro, conduciendo a trayectorias de caída y posiciones de reposo final completamente diferentes. Cambios minúsculos que conducen a resultados totalmente divergentes.
Esta clara definición, del efecto mariposa, a través de la teoría del caos, podemos verla comúnmente en política, sindicalismo y asociacionismo.
Normalmente la prepotencia de algunos líderes y la supremacía con la que experimentan su liderazgo, les hacen olvidar el “efecto mariposa”, provocando grandes huracanes, por culpa de obviar e intentar cazar, e insertar en su colección particular a estos bellos lepidópteros.
No es preciso recordar que estos animales, libres por naturaleza, sufren grandes procesos de transformación y cuyos inicios (al igual que el conocido cuento del patito feo), puede hacer que estos seres sean presentados como grotescos y en algunos casos desagradables. Si bien y una vez se libran del “capullo” y son libres por fin, se convierten en esbeltas y fuertes mariposas, siendo admiradas prácticamente por todos. Por ello y en un momento de su desarrollo, la oruga se protege en un lugar resguardado y allí se transforma en crisálida En este estado no se alimenta, y sufre grandes cambios metabólicos y morfológicos, haciendo que la mariposa adulta salga rompiendo el esqueleto externo de la crisálida.
Así mismo, otro de los animales que mitológicamente ha sufrido grandes trasformaciones, era el ave fénix, siendo en su caso asociado a mitos como la resurrección.
Esta sagrada ave viajaba a Egipto cada quinientos años, y aparecía en la ciudad de Heliópolis, llevando sobre sus hombros el cadáver de su padre, a donde este iba a morir, para depositarlo en la puerta del templo del Sol.
Según la leyenda cristianizada, el ave Fénix vivía en el Jardín del Paraiso, y anidaba en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró surgió una chispa que prendió el nido del Fénix, haciendo que ardieran éste y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas.
Para San Ambrosio, el ave Fénix muere consumida por el Sol, convertida en cenizas de las que renace, después de arder su cuerpo, como un pequeño animal sin miembros, un gusano muy blanco que crece y se aloja dentro de un huevo redondo, como si fuera una oruga que se vuelve mariposa, hasta que dejando de ser implume se transforma en un águila celeste que surca el firmamento estrellado. He aquí la importante relación entre ambos animal. Lepidópteros y seres míticos, sin embargo seres tan distintos curiosamente pueden producir los mismos efectos devastadores. “Su aleteo y despertar después de su sueño metamorfósico.
Por ello si miro a lo largo de la historia del asociacionismo, la política o el sindicalismo, podría claramente hacer una comparativa entre algunos personajes que han pasado por diferentes procesos similares y me gustaría acabar mi alegato, con una nueva denominación “la teoría del movimiento caótico asociativo” ó “el despertar de la mariposa”.
sábado, 6 de junio de 2009
El discurso del odio
El quehacer político es construcción de acuerdos, particularmente en sociedades plurales como las que se expresan hoy en día. Pero también es litigio, diferencias de ideas, confrontación. La política deseable es aquella que se sostiene en la manifestación de razones, la comparación de programas, la articulación de pactos y el convencimiento de los ciudadanos a partir de hechos, ideas, propuestas y trabajo. Pero la política realmente existente, a la que no debemos allanarnos pero que resulta inevitable reconocer como tal, abunda en pragmatismo, apuesta al conflicto y no busca persuadir con argumentos sino seducir –o aturdir– con aspavientos a los ciudadanos, con engaños, con calumniar a aquellos que no piensan igual. La política actual y los aprendices pseudo políticos, tienen que recurrir a la difamación, utilizando el cruel engaño, para poder eludir y así tapar sus graves fallos, su impotencia y su falta de ideas y recursos. En definitiva, para tapar todo aquellos que hacen mal. Este recurso normalmente, es muy utilizado por los grandes dictadores de la historia, que lo único que pretenden, lejos de pretender una sociedad justa, quieren mantener un estatus personal y económico de alto nivel, a costa de difamar a aquellos que sólo se han movido por ideales democráticos y que no han hecho otra cosa que luchar codo a codo y de manera conjunta para intentar mejorar las circunstancias de vida del pueblo.
La legislación tiene que prever los comportamientos perversos y no solamente los rasgos virtuosos del quehacer político. Por eso es importante que existan disposiciones capaces de atajar la difusión de calumnias y de toda índole de mentiras en cualquier circunstancia y, desde luego, también cuando se hacen bajo el amparo de las campañas políticas.
A estos miedos e impotencias, en los que algunos basan su poder, le podríamos denominar ‘discurso de odio’ –hate speech–.El discurso del odio ha sido expresamente prohibido en países que han transitado por experiencias socialmente traumáticas debido a genocidios como los que perpetraron los nazis en Alemania o Francia en los años cuarenta o, hacia fines del siglo XX, los fundamentalistas étnicos en los Balcanes y, en otro caso, entre las etnias de Ruanda. En situaciones como esas, el discurso expresamente promotor del odio y el extermino ha sido vetado y en ocasiones castigado. Por desgracia y en este País que nos ha tocado vivir, hay elementos que utilizan el discurso del odio, simplemente para aferrarse al poder, dejando al margen la realidad de lo vivido, construyendo cortinas de humo, para que en el caso de que se difame al enemigo y no pueda ser eliminado, por lo menos genere la duda, consiguiendo de cara a los que no tienen acceso a la información, albergar un sentimiento de rechazo. Más grave se puede considerar, los que conociendo la campaña de descrédito, se someten a ella, o simplemente la ocultan, ya que se convierten inmediatamente en cómplices de la misma.
Otra es la situación de las elecciones democráticas, o que se pretende que así sean. La democracia electoral se consolida en las urnas pero, antes, se practica y apuntala en las campañas. El proselitismo de los partidos requiere de la más amplia libertad para que manifiesten posiciones y diferendos de la manera más abierta posible. Es conveniente que partidos y candidatos actúen con la mayor responsabilidad para que sus campañas orienten, en vez de confundir y desalentar.
Limitar la expresión de algunos de esos puntos de vista limita potencialmente no sólo derechos de libre expresión, sino también derechos de participación democrática. Por otra parte, la atmósfera altamente cargada de una campaña electoral puede ser precisamente el momento cuando es probable que las declaraciones exaltadas tengan el efecto de incitar a la gente a la violencia –infringiendo, en consecuencia, los derechos democráticos y de libre expresión de los demás. Por desgracia este tipo de actitudes, son usadas habitualmente por aquellos aprendices de magos seductores pseudo-asociativos.
Los ciudadanos afectados por la propagación de falsedades acerca de su vida pública o privada tienen derecho a que sean esclarecidas y, en ocasiones, a una reparación por el daño que esos infundios les puedan haber ocasionado. Por ello y cuando nos encontramos con organizaciones que empiezan a tener cierta relevancia, no debería utilizarse este tipo de argumentos, ya que pueden sin duda volverse muy peligrosos para aquellos que los utilizan.
Para resolver ese entrampamiento es útil distinguir entre la desinformación y la opinión que se proporciona. Se desinforma cuando se ofrecen o mencionan datos o hechos que son presentados y pueden parecer auténticos, independientemente de que se proporcionen evidencias de ellos, ya que la preparación de los mismos en un argumentado contexto, puede dar credibilidad a los mismos sin objetividad, si bien los mismos datos bajo un prisma real y objetivado, puede reproducir una realidad totalmente distinta. (Muchas de las campañas de desprestigio político, se basan en este tipo de desinformaciones). Se opina cuando se manifiestan juicios de valor, es decir, puntos de vista a partir de parámetros que resultan de la perspectiva ideológica, política, ética… de cada quien. La desinformación está determinada por hechos que son, o se presume que son, objetivos, si bien se convierte en subjetiva una vez que ha sido preparada conscientemente. La opinión es, por definición, subjetiva.
Por pobre y escasa que sea la deliberación de ideas, en los mensajes de toda campaña de descrédito hay hechos y juicios. Los primeros tendrían que ser incontestablemente ciertos y cuando no lo sean e impliquen mentiras acerca de individuos o instituciones, podría haber lugar a la intervención de la autoridad. De hecho, cuando dicha campaña fuera enfocada para tapar una realidad muy distinta, de hechos constatados y engaños a los electores, la intervención de los órganos debería ser implacable. Los juicios –es decir, la opinión o el parecer de las personas, tendrían que ser respetados.
Allí es donde podrían establecerse los límites para la denigración que la constitución obliga a evitar o, en su caso, a sancionar. En rigor toda opinión crítica, e incluso cualquier punto de vista, aunque sea el más generoso o bienintencionado, podría tener connotaciones denigratorias. Todo depende del contexto, o de la colección de valores, con los cuales se le justiprecie. Si de una persona se dice que es magnánima, hermosa o valiente, por lo general se considerará que se le está encomiando porque esos atributos tienen significados habitualmente positivos. Pero en un entorno cultural en donde la magnanimidad, la hermosura o la valentía estén mal vistas, tales apreciaciones podrían llegar a ser denigratorias. Por desgracia este tipo de contextos son muy utilizados en el mundo asociativo. Pondré un claro ejemplo a modo de ilustración: Cuando un rival dice de otro “es mi amigo y lo quiero mucho, pero…”, no hace mas que usar este contexto para difamar, engañar y manipular, usando armas de destrucción asociativa y personal denigrantes. Por ello este es el límite que nunca debería ser roto, ya que con esa actitud no hace más que establecer unos parámetros de guerra abierta y declarada. Por ello las campañas deben ajustarse a realidades objetivas, no subjetivas y bajo un contexto claramente predefinido.
Esos ejemplos son muy obvios, pero cuando nos encontramos ante el discurso político habitual de algunos chiringuiteros, los linderos entre denigración y descripción suelen ser peliagudamente resbaladizos, porque están matizados por las valoraciones subjetivas de cada quien. Normalmente han sido y son utilizadas por verdareos especialistas en el engaño, la manipulación; siendo normalmente precedidos de un currículum de constantes traiciones. De hecho podemos afirmar que se trata de una mala persona, que es inepto políticamente y que su programa llevará a la organización al despeñadero.
La legislación tiene que prever los comportamientos perversos y no solamente los rasgos virtuosos del quehacer político. Por eso es importante que existan disposiciones capaces de atajar la difusión de calumnias y de toda índole de mentiras en cualquier circunstancia y, desde luego, también cuando se hacen bajo el amparo de las campañas políticas.
A estos miedos e impotencias, en los que algunos basan su poder, le podríamos denominar ‘discurso de odio’ –hate speech–.El discurso del odio ha sido expresamente prohibido en países que han transitado por experiencias socialmente traumáticas debido a genocidios como los que perpetraron los nazis en Alemania o Francia en los años cuarenta o, hacia fines del siglo XX, los fundamentalistas étnicos en los Balcanes y, en otro caso, entre las etnias de Ruanda. En situaciones como esas, el discurso expresamente promotor del odio y el extermino ha sido vetado y en ocasiones castigado. Por desgracia y en este País que nos ha tocado vivir, hay elementos que utilizan el discurso del odio, simplemente para aferrarse al poder, dejando al margen la realidad de lo vivido, construyendo cortinas de humo, para que en el caso de que se difame al enemigo y no pueda ser eliminado, por lo menos genere la duda, consiguiendo de cara a los que no tienen acceso a la información, albergar un sentimiento de rechazo. Más grave se puede considerar, los que conociendo la campaña de descrédito, se someten a ella, o simplemente la ocultan, ya que se convierten inmediatamente en cómplices de la misma.
Otra es la situación de las elecciones democráticas, o que se pretende que así sean. La democracia electoral se consolida en las urnas pero, antes, se practica y apuntala en las campañas. El proselitismo de los partidos requiere de la más amplia libertad para que manifiesten posiciones y diferendos de la manera más abierta posible. Es conveniente que partidos y candidatos actúen con la mayor responsabilidad para que sus campañas orienten, en vez de confundir y desalentar.
Limitar la expresión de algunos de esos puntos de vista limita potencialmente no sólo derechos de libre expresión, sino también derechos de participación democrática. Por otra parte, la atmósfera altamente cargada de una campaña electoral puede ser precisamente el momento cuando es probable que las declaraciones exaltadas tengan el efecto de incitar a la gente a la violencia –infringiendo, en consecuencia, los derechos democráticos y de libre expresión de los demás. Por desgracia este tipo de actitudes, son usadas habitualmente por aquellos aprendices de magos seductores pseudo-asociativos.
Los ciudadanos afectados por la propagación de falsedades acerca de su vida pública o privada tienen derecho a que sean esclarecidas y, en ocasiones, a una reparación por el daño que esos infundios les puedan haber ocasionado. Por ello y cuando nos encontramos con organizaciones que empiezan a tener cierta relevancia, no debería utilizarse este tipo de argumentos, ya que pueden sin duda volverse muy peligrosos para aquellos que los utilizan.
Para resolver ese entrampamiento es útil distinguir entre la desinformación y la opinión que se proporciona. Se desinforma cuando se ofrecen o mencionan datos o hechos que son presentados y pueden parecer auténticos, independientemente de que se proporcionen evidencias de ellos, ya que la preparación de los mismos en un argumentado contexto, puede dar credibilidad a los mismos sin objetividad, si bien los mismos datos bajo un prisma real y objetivado, puede reproducir una realidad totalmente distinta. (Muchas de las campañas de desprestigio político, se basan en este tipo de desinformaciones). Se opina cuando se manifiestan juicios de valor, es decir, puntos de vista a partir de parámetros que resultan de la perspectiva ideológica, política, ética… de cada quien. La desinformación está determinada por hechos que son, o se presume que son, objetivos, si bien se convierte en subjetiva una vez que ha sido preparada conscientemente. La opinión es, por definición, subjetiva.
Por pobre y escasa que sea la deliberación de ideas, en los mensajes de toda campaña de descrédito hay hechos y juicios. Los primeros tendrían que ser incontestablemente ciertos y cuando no lo sean e impliquen mentiras acerca de individuos o instituciones, podría haber lugar a la intervención de la autoridad. De hecho, cuando dicha campaña fuera enfocada para tapar una realidad muy distinta, de hechos constatados y engaños a los electores, la intervención de los órganos debería ser implacable. Los juicios –es decir, la opinión o el parecer de las personas, tendrían que ser respetados.
Allí es donde podrían establecerse los límites para la denigración que la constitución obliga a evitar o, en su caso, a sancionar. En rigor toda opinión crítica, e incluso cualquier punto de vista, aunque sea el más generoso o bienintencionado, podría tener connotaciones denigratorias. Todo depende del contexto, o de la colección de valores, con los cuales se le justiprecie. Si de una persona se dice que es magnánima, hermosa o valiente, por lo general se considerará que se le está encomiando porque esos atributos tienen significados habitualmente positivos. Pero en un entorno cultural en donde la magnanimidad, la hermosura o la valentía estén mal vistas, tales apreciaciones podrían llegar a ser denigratorias. Por desgracia este tipo de contextos son muy utilizados en el mundo asociativo. Pondré un claro ejemplo a modo de ilustración: Cuando un rival dice de otro “es mi amigo y lo quiero mucho, pero…”, no hace mas que usar este contexto para difamar, engañar y manipular, usando armas de destrucción asociativa y personal denigrantes. Por ello este es el límite que nunca debería ser roto, ya que con esa actitud no hace más que establecer unos parámetros de guerra abierta y declarada. Por ello las campañas deben ajustarse a realidades objetivas, no subjetivas y bajo un contexto claramente predefinido.
Esos ejemplos son muy obvios, pero cuando nos encontramos ante el discurso político habitual de algunos chiringuiteros, los linderos entre denigración y descripción suelen ser peliagudamente resbaladizos, porque están matizados por las valoraciones subjetivas de cada quien. Normalmente han sido y son utilizadas por verdareos especialistas en el engaño, la manipulación; siendo normalmente precedidos de un currículum de constantes traiciones. De hecho podemos afirmar que se trata de una mala persona, que es inepto políticamente y que su programa llevará a la organización al despeñadero.
miércoles, 3 de junio de 2009
CAMBIOS ORGANIZATIVOS
Muchos cambios están ocurriendo, exigiendo una nueva postura por parte de las organizaciones. No se pueden quedar observando y dejar que las cosas sucedan sin nada que hacer, pues esto puede acarrear inseguridad en cuanto al propio futuro de la propia organización. Hay algunos cambios que vienen como un huracán y no pide permiso para entrar, provocando una rápida inestabilidad si no se esta preparado gerencialmente para el cambio. La alternativa, muchas veces, es saber lidiar con lo ocurrido intentando sacar el mejor provecho posible de la situación. Por ejemplo, podemos encontrarnos con el proceso generacional, el cual generalmente su decisión no es compartida por todos, encontrando muchas opiniones totalmente contrarias a su ejecución y buscando incluso caminos de engaño para enturbiar, ensombrecer y retrasar dichos cambios
Muchas veces las personas no se comprometen con el cambio porque no saben lo que va a pasar. Por no saber como actuar. A razón de que lo nuevo no es algo definido, por lo tanto una forma de defenderse de lo desconocido es agarrándose de lo conocido y, consecuentemente negando lo nuevo. Un proceso de cambio ocurre de forma muy eficiente si todos están comprometidos con él. En tanto para que las personas se comprometan, estas no pueden ser atropelladas por el proceso, como si fueran algo ajeno al mismo. En la verdad, el cambio ocurre a través de las personas. Y para que se considere a las personas como parte del proceso de cambio es necesario conocer sus valores, su trabajo, la implicación a la causa y sus creencias.
El término de cambio constituye uno de los aspectos más relevantes del proceso, toda vez que tanto el responsable de dichos cambios, así como la organización comienzan a enfrentar complejas situaciones de en su entorno que no deben ser atendidas de manera dispersa, sino que requieren de una plataforma mínima que asegure con éxito el cambio en la organización, para lo cual no se debe cerrar nadie al proceso de cambio.
Sus recursos humanos deben comprender su importancia y se tienen que comprometer de hecho en su desempeño, teniendo presente que el mismo es un proceso continuo que hay que tratarlo como tal y no como algo transitorio.
En la Organizaciones se produce la necesidad de cambios, originados por la interacción de fuerzas, encontrándonos por ejemplo aquellas que provienen de dentro de la organización, y que surgen del análisis del comportamiento organizacional y se presentan como alternativas de solución, representando condiciones de equilibrio, creando la necesidad de cambio de orden estructural; es ejemplo de ellas las adecuaciones tecnológicas, cambio de estrategias metodológicas, cambios de directivas, etc.
Aunque también se podrían dar otras causas externas, que provienen de fuera de la organización, creando la necesidad de cambios de orden interno, son muestras de esta fuerza: la adaptación a las nuevas leyes.
Todo cambio debe ir de la mano con el aprendizaje, tal es la relación que muchos consideran que cambio y aprendizaje son palabras sinónimas, somos de la opinión de que el aprendizaje es cualquier cambio de carácter permanente en el comportamiento que ocurre como producto de la interacción de las experiencias, es importante sintetizar este párrafo con las siguientes frases:
· El Aprendizaje involucra cambios.
· Hay aprendizaje cuando se observa cambios de conductas.
· Los cambios deben ser permanentes, caso contrario pudo haber sido originado por un instinto.
Los Cambios Organizacionales surgen de la necesidad de romper con el equilibrio existente, y con la estanqueidad organizativa, para transformarlo en otro mucho más provechoso. En este proceso de transformación, las fuerzas deben quebrar con el equilibrio y la estanqueidad, interactuando con otras fuerzas que tratan de oponerse, (Resistencia al cambio) es por ello que cuando una organización se plantea un cambio, debe implicar un conjunto de tareas para tratar de minimizar esta interacción de fuerzas.
El cambio es un fenómeno conceptualmente simple en que intervienen dos conceptos bien identificados: una situación inicial de la que queremos salir y una situación objetivo que juzgamos como relativamente ventajosa. El tercer concepto, más difuso, mucho más difícil de calificar y de operar, es el de la transición.
La transición es esa especie de situación intermedia donde notamos las trabas, las dificultades y los costes del cambio y donde, desafortunadamente, no hemos aún abandonado completamente las desventajas originales ni hemos obtenido todavía los beneficios que esperamos. Es el momento en que el cambio es más frágil.
El desafío en todo este proceso es claro: consiste en minimizar el decaimiento temporal, pero sin resignar la profundidad que el cambio requiere y, por otra parte, en reducir la duración de la transición pero atendiendo a la capacidad de la organización y de los individuos para absorber los nuevos conceptos y adquirir las nuevas capacidades que se requieran para asegurar los resultados finales y su estabilidad en el tiempo.
Hoy, el paradigma parece ser " quien no se adapte al cambio morirá en el camino ". Existe un consenso de que el cambio es una realidad, que afecta fuertemente, de hecho lo único sólido a lo cual es posible aferrarse, es a la certeza de que cualquier cosa que pasa hoy, ya habrá cambiado al día siguiente.
Por ello, me gustaría finalizar, con los siguientes pensamientos, plagiados a un autor anónimo:
" La vida es oscuridad cuando no hay impulso y todo impulso es ciego cuando no hay conocimiento y todo saber es inútil cuando no hay trabajo y todo trabajo es rutinario si no existe el cambio”.
lunes, 1 de junio de 2009
El tiempo y su cadencia
La preocupación social los Guardias Civiles, orientada al desarrollo auténtico del guardia civil y de la sociedad, que respete y promueva en toda su dimensión su trabajo como miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se ha expresado siempre de modo muy diverso. Uno de los medios destacados de intervención ha sido, en los últimos tiempos, el reconocimiento a su labor como punto de referencia, ha tratado frecuentemente la cuestión, haciendo coincidir a veces su valoración profesional, contra los diversos documentos sociales con los que ha sido castigado este Cuerpo. Los diverso Grupos Políticos no han dejado de iluminar con sus intervenciones aspectos también nuevos dentro del proceso de modernización de la Guardia Civil. Por consiguiente, a partir de la aportación del nuevo desarrollo profesional de las asociaciones, enriquecida por las sucesivas aportaciones de los diferentes Grupos Políticos defendiendo la necesidad de cambios en la Benemérita, se ha formado ya un movimiento pensador renovado, que se va articulando a medida que la Guardia Civil, acepte los hechos según se desenvuelven en el curso de su historia.
La constante actualidad de estos cambios en el Cuepo se reconoce fácilmente, si se tiene en cuenta las conmemoraciones que han tenido lugar a lo largo de estos últimos años, de distinto modo y en muchos ambientes de nuestra sociedad.
Con este texto me propongo alcanzar principalmente dos objetivos de no poca importancia: por un lado, rendir homenaje a estos históricos luchadores y a la importancia de su enseñanza; por el otro, manteniéndome en la línea trazada por mis venerados Predecesores en la Cátedra del movimiento asociativo, afirmar una vez más la continuidad de la doctrina social junto con su necesaria y constante renovación. En efecto, continuidad y renovación son una prueba de la perenne validez de su enseñanza.
Esta doble connotación es característica de su enseñanza. Por un lado, es constante porque se mantiene idéntica en su inspiración de fondo, en sus « principios de lucha e ideales», en sus fundamentales « directrices de acción » y, sobre todo, en su unión vital con las necesidades de los Guardias Civiles. Por el otro, es a la vez siempre nueva, dado que está sometida a las necesarias y oportunas adaptaciones sugeridas por la variación de las condiciones históricas así como por el constante flujo de los acontecimientos en que se mueve la vida de los guardias civiles y de la sociedad.
El tiempo —lo sabemos bien— tiene siempre la misma cadencia; hoy, sin embargo, se tiene la impresión de que está sometido a un movimiento de continua aceleración, en razón sobre todo de la multiplicación y complejidad de los fenómenos que nos tocan vivir. En consecuencia, la configuración del mundo, en el curso de los últimos veinte años, aún manteniendo algunas constantes fundamentales, ha sufrido notables cambios y presenta aspectos totalmente nuevos.
Este período de tiempo, caracterizado por una extendida espera, deseosos que lleguen por fin profundos cambios en la Institución, ofrece la ocasión de profundizar en los cambios imprescindibles y necesarios para conseguir mejoras reales y constantes. La presente reflexión tiene la finalidad de subrayar, mediante la ayuda de la unificación de fuerzas, la necesidad de una concepción más rica y diferenciada del desarrollo en la consecución de nuestras metas y objetivos, según las nuevas reformas que hemos experimentado, y de indicar asimismo la necesidad de nuevas formas de actuación para conseguir los citados objetivos.
La constante actualidad de estos cambios en el Cuepo se reconoce fácilmente, si se tiene en cuenta las conmemoraciones que han tenido lugar a lo largo de estos últimos años, de distinto modo y en muchos ambientes de nuestra sociedad.
Con este texto me propongo alcanzar principalmente dos objetivos de no poca importancia: por un lado, rendir homenaje a estos históricos luchadores y a la importancia de su enseñanza; por el otro, manteniéndome en la línea trazada por mis venerados Predecesores en la Cátedra del movimiento asociativo, afirmar una vez más la continuidad de la doctrina social junto con su necesaria y constante renovación. En efecto, continuidad y renovación son una prueba de la perenne validez de su enseñanza.
Esta doble connotación es característica de su enseñanza. Por un lado, es constante porque se mantiene idéntica en su inspiración de fondo, en sus « principios de lucha e ideales», en sus fundamentales « directrices de acción » y, sobre todo, en su unión vital con las necesidades de los Guardias Civiles. Por el otro, es a la vez siempre nueva, dado que está sometida a las necesarias y oportunas adaptaciones sugeridas por la variación de las condiciones históricas así como por el constante flujo de los acontecimientos en que se mueve la vida de los guardias civiles y de la sociedad.
El tiempo —lo sabemos bien— tiene siempre la misma cadencia; hoy, sin embargo, se tiene la impresión de que está sometido a un movimiento de continua aceleración, en razón sobre todo de la multiplicación y complejidad de los fenómenos que nos tocan vivir. En consecuencia, la configuración del mundo, en el curso de los últimos veinte años, aún manteniendo algunas constantes fundamentales, ha sufrido notables cambios y presenta aspectos totalmente nuevos.
Este período de tiempo, caracterizado por una extendida espera, deseosos que lleguen por fin profundos cambios en la Institución, ofrece la ocasión de profundizar en los cambios imprescindibles y necesarios para conseguir mejoras reales y constantes. La presente reflexión tiene la finalidad de subrayar, mediante la ayuda de la unificación de fuerzas, la necesidad de una concepción más rica y diferenciada del desarrollo en la consecución de nuestras metas y objetivos, según las nuevas reformas que hemos experimentado, y de indicar asimismo la necesidad de nuevas formas de actuación para conseguir los citados objetivos.
LA MESA DE LA ESPERANZA ó CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
Muchos años han pasado desde que algunos empezamos a luchar en esto de los derechos de los Guardias Civiles. ¡Para algunos quizá demasiados!.
Sin embargo la evolución de la sociedad, ha generado una necesidad inherente a la propia evolución de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Dichas necesidades sociales vienen demandadas, no por preocupaciones, ni manifestaciones espontáneas de la ciudadanía, sino por una urgente necesidad de adaptación a los modelos delincuenciales actuales. Las modernas tácticas y los medios que emplean los nuevos delincuentes en España, superan gravemente los caducos medios de los que disponen las fuerzas de Seguridad. Por ello y ante la demanda creciente de los ciudadanos, ante una delincuencia avanzada, hacen necesaria una modernización de nuestros Cuerpos de Seguridad. No sólo en medios, sino también en la necesidad de adaptarse a una formación cada vez más desarrollada. Las propias funciones que desarrollan aquellos que se encuentran con todo tipo de delitos y casos, muchas veces tan subrealistas; que pudieran ser propios de “los hombres de Paco”, hacen que se enfrenten a situaciones que requieren una profunda y desarrollada formación profesional, la cual actualmente se encuentra en fase de desarrollo y no cubre las expectativas reales que se considerarían necesarias.
Los Cuerpos de Seguridad se encuentran habitualmente con situaciones que exigen gran personalidad psicológica, no sólo para poder solventar situaciones verdaderamente difíciles, sino también para que las mismas no les afecten en su vida cotidiana.
Esta adaptación a la modernidad dentro del Cuerpo, debe pasar por un exhaustivo y riguroso control, sobre la Prevención de Riesgos Laborales y acometer cuantas acciones sean necesarias, para dotar al Cuerpo de todos aquellos medios que sean imprescindibles para realizar su labor, ya que la mejora de las condiciones profesionales de las Fuerzas de Seguridad, va ligada estrechamente a la mejora de la Seguridad Ciudadana.
No podemos tener una Policía con medios obsoletos, ni debemos tener a unas Fuerzas de Seguridad abatidas, ya que de una manera u otra, incluso psicológica, influyen en sus miembros este tipo de condicionantes.
Vemos también a diario en diferentes medios de comunicación, la noticia de que un Guardia Civil o un Policía se ha suicidado. Incluso tratamos con una fría normalidad el alto índice de bajas psicológicas que sufren estos Cuerpos. Sin embargo por parte de mentes retrogradas y carentes de sensibilidad, siempre se alude a una abúlica apatía por parte de sus miembros. Acusándoles de utilizar este tipo de baja para eludir su responsabilidad. Si de verdad hubiera una sería preocupación por disminuir el alto índice de bajas en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se encontrarían rápidamente con un elevadísimo número de guardias civiles o policías, que acuden a este tipo de bajas por graves problemas laborales. Muchos de ellos son sangrantes casos de acoso laboral. Los cuales si de por si son difíciles de demostrar en cualquier trabajo, mucho más en cualquier órgano jerarquizado. Otros muchos serían fácilmente solucionables, si por parte de la administración hubiera una verdadera conciencia social, ya que la mayoría de estos casos llegan a ser extremos, debido a una falta total de un órgano de mediación o de solución de conflictos.
Desde aquí pediría a la Guardia Civil (ya que es la que me afecta profesionalmente), que tome en serio a las asociaciones profesionales y que juntos puedan llegar a ser una solución real frente a la solución de estos conflictos y generen un Órgano independiente y paritario, entre administración y asociaciones profesionales. El citado Órgano debería ser mediador y sus decisiones vinculantes y aceptadas por aquellas partes que se sometieran a su dictamen. Este tipo de cosas son las que generarían un verdadero proceso de innovación y modernización en el Cuerpo y estoy seguro que solucionarían un elevado tanto por ciento de estas bajas. Las cuales muchas de ellas se producen por la sensación de los miembros del Cuerpo, de sentirse abandonados y no encuentran ninguna salida a su situación.
La fotografía de la mesa con la que inicio esta línea de opinión, pudiera ser la materialización del sueño que relaté en un posteado anterior, o pudiera convertirse nuevamente en una pesadilla más, de las que he tenido innumerables veces en mi carrera profesional. Todo depende de NOSOTROS.
Como veréis he querido resaltar la palabra NOSOTROS, ya que no podemos siempre buscar como culpable o enemigo al que tenemos enfrente y depende de nuestra capacidad de diálogo, trabajo y dedicación, el que nuestro contrincante nos respete y entienda nuestra labor. Con este nuevo modelo de asociacionismo, la labor de las asociaciones profesionales va a ser imprescindible. La adaptación de las asociaciones a su profesionalización, acercará nuestro modelo aún más al modelo de defensa de los intereses policiales. Anclarse en los antiguos modelos de asociaciones culturales, no conlleva más que a una defensa de guetos, los cuales no son respetados por la administración, ni considerados defensores y garantes de los derechos de los guardias civiles, y mucho menos órgano de interlocución.
Últimamente y tras los acontecimientos más recientes, hemos podido observar como la capacidad de negociación, entre asociaciones profesionales y la administración, empieza a producir su primeros efectos. Se van dando unos primeros pasos con miras en un futuro a la posibilidad de negociación colectiva, similar al de otros Cuerpos de Seguridad.
A lo largo de mi función como Consejero, he podido ver una evolución importante en el entorno de la negociación en la Guardia Civil. Sin duda nos queda muchísimo camino por desarrollar, aunque parece que vamos por el correcto, por lo tanto mi enhorabuena para aquellos que están día a día luchando por desarrollar un nuevo modelo de asociacionismo profesional, que se adapte a los nuevos tiempos, dejando atrás las luchas fraticidas entre asociaciones, y las jugadas de tablero de ajedrez para mantener guetos y chiringuitos personales.
Me gustaría finalizar estas líneas, para pedir encarecidamente a mi asociación, que luche y se aferre con uñas y dientes a ese modelo de asociacionismo profesional. Lo contrario sería la “Crónica de una muerte anunciada”.
Sin embargo la evolución de la sociedad, ha generado una necesidad inherente a la propia evolución de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Dichas necesidades sociales vienen demandadas, no por preocupaciones, ni manifestaciones espontáneas de la ciudadanía, sino por una urgente necesidad de adaptación a los modelos delincuenciales actuales. Las modernas tácticas y los medios que emplean los nuevos delincuentes en España, superan gravemente los caducos medios de los que disponen las fuerzas de Seguridad. Por ello y ante la demanda creciente de los ciudadanos, ante una delincuencia avanzada, hacen necesaria una modernización de nuestros Cuerpos de Seguridad. No sólo en medios, sino también en la necesidad de adaptarse a una formación cada vez más desarrollada. Las propias funciones que desarrollan aquellos que se encuentran con todo tipo de delitos y casos, muchas veces tan subrealistas; que pudieran ser propios de “los hombres de Paco”, hacen que se enfrenten a situaciones que requieren una profunda y desarrollada formación profesional, la cual actualmente se encuentra en fase de desarrollo y no cubre las expectativas reales que se considerarían necesarias.
Los Cuerpos de Seguridad se encuentran habitualmente con situaciones que exigen gran personalidad psicológica, no sólo para poder solventar situaciones verdaderamente difíciles, sino también para que las mismas no les afecten en su vida cotidiana.
Esta adaptación a la modernidad dentro del Cuerpo, debe pasar por un exhaustivo y riguroso control, sobre la Prevención de Riesgos Laborales y acometer cuantas acciones sean necesarias, para dotar al Cuerpo de todos aquellos medios que sean imprescindibles para realizar su labor, ya que la mejora de las condiciones profesionales de las Fuerzas de Seguridad, va ligada estrechamente a la mejora de la Seguridad Ciudadana.
No podemos tener una Policía con medios obsoletos, ni debemos tener a unas Fuerzas de Seguridad abatidas, ya que de una manera u otra, incluso psicológica, influyen en sus miembros este tipo de condicionantes.
Vemos también a diario en diferentes medios de comunicación, la noticia de que un Guardia Civil o un Policía se ha suicidado. Incluso tratamos con una fría normalidad el alto índice de bajas psicológicas que sufren estos Cuerpos. Sin embargo por parte de mentes retrogradas y carentes de sensibilidad, siempre se alude a una abúlica apatía por parte de sus miembros. Acusándoles de utilizar este tipo de baja para eludir su responsabilidad. Si de verdad hubiera una sería preocupación por disminuir el alto índice de bajas en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se encontrarían rápidamente con un elevadísimo número de guardias civiles o policías, que acuden a este tipo de bajas por graves problemas laborales. Muchos de ellos son sangrantes casos de acoso laboral. Los cuales si de por si son difíciles de demostrar en cualquier trabajo, mucho más en cualquier órgano jerarquizado. Otros muchos serían fácilmente solucionables, si por parte de la administración hubiera una verdadera conciencia social, ya que la mayoría de estos casos llegan a ser extremos, debido a una falta total de un órgano de mediación o de solución de conflictos.
Desde aquí pediría a la Guardia Civil (ya que es la que me afecta profesionalmente), que tome en serio a las asociaciones profesionales y que juntos puedan llegar a ser una solución real frente a la solución de estos conflictos y generen un Órgano independiente y paritario, entre administración y asociaciones profesionales. El citado Órgano debería ser mediador y sus decisiones vinculantes y aceptadas por aquellas partes que se sometieran a su dictamen. Este tipo de cosas son las que generarían un verdadero proceso de innovación y modernización en el Cuerpo y estoy seguro que solucionarían un elevado tanto por ciento de estas bajas. Las cuales muchas de ellas se producen por la sensación de los miembros del Cuerpo, de sentirse abandonados y no encuentran ninguna salida a su situación.
La fotografía de la mesa con la que inicio esta línea de opinión, pudiera ser la materialización del sueño que relaté en un posteado anterior, o pudiera convertirse nuevamente en una pesadilla más, de las que he tenido innumerables veces en mi carrera profesional. Todo depende de NOSOTROS.
Como veréis he querido resaltar la palabra NOSOTROS, ya que no podemos siempre buscar como culpable o enemigo al que tenemos enfrente y depende de nuestra capacidad de diálogo, trabajo y dedicación, el que nuestro contrincante nos respete y entienda nuestra labor. Con este nuevo modelo de asociacionismo, la labor de las asociaciones profesionales va a ser imprescindible. La adaptación de las asociaciones a su profesionalización, acercará nuestro modelo aún más al modelo de defensa de los intereses policiales. Anclarse en los antiguos modelos de asociaciones culturales, no conlleva más que a una defensa de guetos, los cuales no son respetados por la administración, ni considerados defensores y garantes de los derechos de los guardias civiles, y mucho menos órgano de interlocución.
Últimamente y tras los acontecimientos más recientes, hemos podido observar como la capacidad de negociación, entre asociaciones profesionales y la administración, empieza a producir su primeros efectos. Se van dando unos primeros pasos con miras en un futuro a la posibilidad de negociación colectiva, similar al de otros Cuerpos de Seguridad.
A lo largo de mi función como Consejero, he podido ver una evolución importante en el entorno de la negociación en la Guardia Civil. Sin duda nos queda muchísimo camino por desarrollar, aunque parece que vamos por el correcto, por lo tanto mi enhorabuena para aquellos que están día a día luchando por desarrollar un nuevo modelo de asociacionismo profesional, que se adapte a los nuevos tiempos, dejando atrás las luchas fraticidas entre asociaciones, y las jugadas de tablero de ajedrez para mantener guetos y chiringuitos personales.
Me gustaría finalizar estas líneas, para pedir encarecidamente a mi asociación, que luche y se aferre con uñas y dientes a ese modelo de asociacionismo profesional. Lo contrario sería la “Crónica de una muerte anunciada”.
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