Bueno, en la línea de continuación de mis pequeñas reflexiones sobre el fenómeno terrorista, adjunto la segunda parte de mis humildes pensamientos. Un saludo
Además de las divergencias políticas que hay que resolver, los ciudadanos y los políticos no pueden minusvalorar el peso de las incomprensiones ancestrales que han heredado del pasado, de los malentendidos y prejuicios de los unos contra los otros. No pocas veces, además, la inercia, la indiferencia y un insuficiente conocimiento recíproco agravan estas situaciones. Por este motivo, el compromiso debe basarse en la comprensión y en aras de avanzar al único objetivo: “el final de la lucha armada”, lo cual llevará incluso a la necesaria purificación de la memoria histórica. Con la la fuerza de la verdad y por la voluntad sincera de perdonarse mutuamente y reconciliarse, están llamados a reconsiderar juntos su pasado y las heridas que desgraciadamente, siguen produciendo también hoy. Están invitados por la energía siempre nueva del camino conjunto, a reconocer juntos con sincera y total objetividad los errores cometidos y los factores contingentes que intervinieron en el origen de sus lamentables separaciones. Es necesaria una sosegada y limpia mirada de verdad, capaz de suscitar en cada uno una renovada disponibilidad, para unirse en un frente común histórico.
A partir de la muerte de Miguel Angel Blanco, el ciudadano se ha comprometido de modo irreversible a recorrer el camino de la acción conjunta, poniéndose a la escucha de los diferentes partidos políticos y la necesidad de su movilización unitaria, enseñando a leer atentamente los « signos de los tiempos ». Las experiencias que se han vivido y continúa viviendo en estos años, iluminan la idea y la necesidad aún más profundamente, poniendo a los políticos actuales en bandeja su identidad y su misión en la historia. Los ciudadanos de a pié reconocen e incluso intentan entender las debilidades de sus políticos, sin embargo son conscientes de que sus diferencias en la lucha terrorista constituyen una traición y un obstáculo a la finalización del terrorismo..
Los fenómenos de apoyo actual al terrorismo, en sus múltiples vertientes, deben ser conscientes de que la verdad no se impone sino por la fuerza de la misma verdad, y en este caso la única verdad que debe existir es la del abandono total y sin condiciones de las armas.
Esta es una obligación política que hay que llevar a cabo con profunda convicción y conciencia de su fragilidad. En efecto, todos los políticos democráticos en primera persona y como partido, deben hacer propia con fervor necesidad de la Unidad contra el terrorismo, la cual es indispensable para poder acabar con él. Desde mi humilde posición de ciudadano, hago un llamamiento y pido encarecidamente que los partidos políticos, sindicatos, instituciones y la ciudadanía en general, participen de esta Unidad.
Sabemos que los ciudadanos y en especial las Fuerzas de Seguridad, han sufrido y continuarán sufriendo oposiciones y persecuciones en su lucha contra esta lacra social. La esperanza que la sostiene es, sin embargo, inquebrantable, como indestructible es la alegría que nace de esta esperanza. En efecto, la roca firme y perenne sobre la que está fundada la verdadera libertad del individuo.
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