viernes, 15 de noviembre de 2013

Es momento de cambiar, la sociedad lo necesita

¡Ha llegado la hora de levantarse, de ponernos en marcha!. Con esa frase era presentado Albert Rivera, en Goya.

Entre aplausos y expectación, apareció en el Teatro de Goya, un político sobre el cual (entre otros), preparé un artículo en mi blog el 6 de febrero de 2010 (pinchar aquí).

Un político sobre el cual se podrían decir muchas cosas, pero que yo las resumiría claramente en una sola frase: "un político que despierta la ilusión por la política, a aquellos que habían dejado de creer en ella".

Un chico de los que se denominaban "JASP", joven, aunque sobradamente preparado, al cual tengo el honor y el privilegio de conocer personalmente, desde el año 2008, en el que por circunstancias del destino, pertenecía al Consejo de la Guardia Civil, y presidía la Asociación Nacional de Guardia Civiles -UGC(actualmente UNIONGC). Por aquel entonces, que ahora me parece muy lejano, me encontraba "peleándome políticamente", día si y día no, en el Congreso de los Diputados, para intentar mejorar lo posible las condiciones laborales y profesionales de mis compañeros de profesión. Pues bien, en aquellos momentos y en todo el tiempo en el que pude compartir experiencias con él, me sentí arropado, apoyado y mimado por aquel jóven, transmitiéndonos en todo momento su cariño y admiración. Lástima que al ser mi situación la de Presidente Nacional, sólo pude aprovechar las ocasiones en las que visitaba la ciudad condal, para compartir más momentos con él. Me hubiera gustado, aunque como era lógico, mi secretario general de Cataluña era el más cercano. D. Bartolomé Barba, un gran luchador, al cual desde aquí mando un abrazo muy fuerte.

Pues bien, después de esta extensa introducción, quisiera reflexionar sobre algunas cuestiones actuales:

«Nuestra sociedad actual se encuentra en un lamentable vacío de ideas». La afirmación contiene una constatación, pero sobre todo una aspiración: es preciso un nuevo impulso de ideas para comprender mejor lo que implica ser una sociedad fuerte y creyente en sus pilares fundamentales, entre ellos el Estado; la interacción entre los diferentes partidos políticos de nuestro sistema Constitucional nos urge a dar ese impulso, para que la integración se desarrolle bajo el signo de la solidaridad y de la realidad social que nos rodea, en vez del de la marginación de numerosos colectivos, los cuales están padeciendo cruentamente una desidia institucional. Dicho pensamiento obliga a una profundización crítica y valorativa de la categoría de la relación. Es un compromiso que no puede llevarse a cabo sólo con las buenas palabras o las promesas puntuales en un momento electoral, dado que requiere la aportación de pruebas palpables, para captar con claridad las necesidades de colectivos marginados socialmente, y que se refuercen de una vez por todas la dignidad trascendente de esos colectivos. Entre los mismos podemos destacar el de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, columna vertebral del estado actual, el ejército, la asistencia sanitaria, la docencia, etc. En definitiva colectivos tan importantes para el desarrollo normal de un Estado. En definitiva el verdadero pilar de la democracia: LOS CIUDADANOS.

El hombre como componente de una sociedad,  se valoriza no aislándose sino poniéndose en relación con los otros y acercándose, con una importante mezcolanza de ideas. Por tanto, la importancia de dichas relaciones es fundamental. A este respecto, la razón encuentra inspiración y orientación en el claro sentimiento de poder ponerte en el lugar del otro. Según el cual la Institución a la que se pertenece, no absorbe en sí misma a la persona anulando su autonomía, como ocurre en las diversas formas del totalitarismo que están sufriendo algunos partidos políticos actualmente. Sino que la citada autonomía personal debe valorizarla más aún, porque la relación entre persona y comunidad es la de un todo hacia otro todo, así también la unidad de una Institución no debe anular de por sí a las personas, los pueblos o las culturas, sino que los debe hacer más transparentes los unos con los otros, más unidos en su legítima diversidad.

El tema del buen desarrollo institucional, coincide con el de la inclusión relacional de todas las personas y de todos los pueblos en la única comunidad, que se construye en la solidaridad sobre la base de los valores fundamentales de la justicia y la paz. Actualmente existe un grave enfrentamiento entre estas Instituciones, cuando su interrelación debería ser perfecta. Los citados valores justicia, paz, dignidad y seguridad, actualmente se encuentran en un punto sumamente degradado, así como la percepción que recibe el ciudadano, del uso que los partidos políticos políticos actuales están haciendo de ellos, es nefasta.

El poder político debe ser  signo e instrumento de esta unidad. Por ello deben ser respetados, valorados y protegidos esos principios, para poder ser garantes de los derechos de los ciudadanos. Los cuales actualmente ven como están siendo cercenados, frente a la permisibilidad con la que se da acceso a las instituciones públicas, a entidades y sectores afines al terrorismo, o se cometen injusticias sociales y jurídicas, como la puesta en libertad de violadores, asesinos, etc.

El resultado de todos estos factores está siendo sido tristemente desastroso. Cualquiera que le interese este pequeño gran hermano de la política actual, el cual se parece cada vez más al mundo del corazón, puede observar como cambian los discursos los diferentes grupos a su propia conveniencia.

Que curiosa e incoherente es la política y algunos de nuestros políticos. Lo que si me ha quedado muy claro, es que España necesita un cambio real, serio y definitivo, para que los ciudadanos empecemos de nuevo a creer en nuestras más altas instituciones, las cuales me permito significar están para defendernos y defender a nuestros defensores, los cuales curiosamente: defendidos y defensores, son los más indefensos.

Señores gobernantes, si no entienden mi pequeño pasatiempo con las palabras, me pongo a su disposición para explicárselo más despacio. Casi al ritmo de como muchas veces toman ustedes soluciones. Tan despacio que cuando quieren ponerse ya es tarde.

Déjense ya de "izquierdas o derechas". Las ideologías de aquellos tiempos han desaparecido, por mucho que algunos se empeñen en seguir manteniendo su recuerdo para hacer uso interesado y partidista de la peor pesadilla que ha vivido esta País.  

Estamos en un tiempo peligroso, ya que la libertad se está convirtiendo en libertinaje. Donde lo bueno de unos se utiliza como arma arrojadiza por lo otros. Donde la profunda crisis económica, se está convirtiendo en light ante la grave crisis de valores que vivimos. Un tiempo donde la corrupción estamental  se ha convertido en nuestro pan de cada día. Vivimos una época mezquina de divisiones y divergencias continuas.

Una era donde incluso nos sentimos amordazados a la hora de sentirnos orgullosos de nuestras creencias, de sentirnos españoles, de ser católicos, de ser ateos, agnósticos o cualquier otro tipo de creencias, sobre las cuales en su día basamos la paz de España, nuestra Constitución.

Tenemos una Constitución sobre la cual todas las creencias de este País, forjaron sus doctrinas. Sin embargo existe un debate social importante sobre la necesidad de su reforma. Como todo en la vida, nuestra carta magna a mi entender ha de ser profundamente reformada. Adecuada al momento social y actual que vivimos. Pero debe ser perfeccionada sobre el consenso. Debemos dejar a un lado las guerras políticas y atajar sin miedo la renovación de la misma. 

Me sorprende como algunos siguen utilizando argumentos tan anacrónicos, para no perder políticamente a un sector de la sociedad, permitiéndose sin embargo acreditarse públicamente como los valedores  de los derechos sociales y presentando graves recortes sociales por otro lado. Es vergonzoso en una situación por la que atravesamos, que se sigan utilizando este tipo de picardías políticas.

Este País necesita que de una vez por todas se tomen medidas que contribuyan a un gran pacto social, donde los sindicatos dejen de dedicarse a la política y se dediquen únicamente a la defensa de los trabajadores. Y se hace imprescindible que se acometan cambios sin miedo a la pérdida de votos de unos u otros. Se debe llevar de una vez por todas a nuestro parlamento la urgente necesidad de una profunda modificación del Código Penal, que deje de proteger al delincuente frente al ciudadano de Ley. 

Como se dijo una vez en uno de los mejores discursos que ha tenido la historia mundial “Cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar en el tiempo”.Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos venido a consagrar una porción de ese campo como último lugar de descanso para aquellos que dieron aquí sus vidas para que esta nación pudiera vivir. Es absolutamente correcto y apropiado que hagamos tal cosa. Pero, en un sentido más amplio, nosotros no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este terreno. Los valientes hombres, vivos y muertos, que lucharon aquí lo han consagrado ya muy por encima de nuestro pobre poder de añadir o restarle algo. El mundo apenas advertirá y no recordará por mucho tiempo lo que aquí decimos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí. Somos, más bien, nosotros, los vivos, los que debemos consagrarnos aquí a la tarea inconclusa que, aquellos que aquí lucharon, hicieron avanzar tanto y tan noblemente. Somos más bien los vivos los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún resta ante nosotros: que, de estos muertos a los que honramos, tomemos una devoción incrementada a la causa por la que ellos dieron hasta la última medida completa de celo. Que resolvamos aquí, firmemente, que estos muertos no habrán dado su vida en vano. Que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra.

Reciban un cordial saludo, de aquel que únicamente se siente "ciudadano".
























miércoles, 13 de noviembre de 2013

Hay salida

Como diría Martin Luther King en el discurso que brindó en los escalones del monumento a Lincoln en Washington D.C.: "I have a dream".

Esta noche mi subconsciente me ha traicionado una vez más y ha dejado fluir mis más fervientes anhelos y deseos.  Esta madrugada me he permitido la licencia de poder soñar. Quizá influido por los últimos acontecimientos,  o quizá por ver un rayo de luz y esperanza entre tanta tormenta.

Hace años, un gran luchador, bajo cuya sombra simbólica nacimos muchos, se permitió decir: “la verdad os hará libres”, a partir de ahí comenzó un movimiento reivindicativo que acabó con los cimientos de un imperio. Este importante movimiento se convirtió en un gran faro de esperanza para miles personas, hasta entonces sumidos en una profunda desesperación, y sobre todo resignados a la vida que les había tocado. Aquellos individuos  que fueron cocinados en las llamas de la injusticia. Esa frase y aquel primer revolucionario, llegó como un amanecer de alegría para terminar la larga noche del cautiverio.

Pero siglos después, debemos enfrentarnos al hecho trágico de que el momento actual por el que atraviesa España, no es ni mucho menos similar, pero desde luego tiene parecidas características: sumisión, pobreza y desesperación.
Siglos después, la vida de muchos ciudadanos es todavía minada por la restricción de esos derechos inalienables, sobre los cuales está cimentada nuestra Carta Magna. Siglos después, muchos ciudadanos  viven en una solitaria isla de pobreza, en medio de un vasto océano de derechos sociales y riqueza para alguna casta, entre ellas la política. Siglos después, muchos ciudadanos languidecen en los rincones de la sociedad española y se encuentran a sí mismos exiliado en el terreno laboral en su propia tierra.

Cuando los arquitectos de nuestra Nación escribieron las magníficas palabras de la Constitución, firmaban una promisoria nota de la que todo ciudadano español sería el heredero. Esta nota era una promesa de que todos los hombres tendrían garantizados los derechos inalienables de "Vida, Libertad y la búsqueda de la Felicidad".

Es obvio hoy que nuestra España ha fallado en su promesa en lo que respecta a sus ciudadanos.  En vez de honrar su abnegada labor y los constantes padecimientos que estos ciudadanos han sufrido a lo largo de la historia, España y la casta política dieron a los ciudadanos, en el sentido más figurado, un cheque sin valor, que fue devuelto con el siguiente lema: "fondos insuficientes". Pero no debemos rehusar a creer que el banco de la justicia está quebrado. No debemos rehusar a creer que no hay fondos en los grandes depósitos de oportunidad en esta nación. Entonces ha llegado el momento de que cobremos este cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la libertad y la seguridad de la justicia.

En medio de este sueño, un sudor frío recorrió mi columna vertebral, con el recuerdo de tantos y tantos ciudadanos  caídos en la lucha por la consecución de estos sueños. De pronto desperté, pero me sentí contento y feliz por haber podido acariciar, aunque fuese subconscientemente, un profundo cambió.

Aunque parezca que mi estado somnoliento, pudiera haberme producido alucinaciones de un futuro prometedor, mi consciente me hizo reflexionar dándome cuenta de que algo si había empezado a cambiar y teníamos ante nosotros una llave que podía hacernos abrir unas puertas que anteriormente nunca hubiéramos soñado, aunque también entendí que había que dar un giro de 360 grados a los modelos políticos anteriormente conocidos. Debíamos eliminar cualquier tipo de rencor pasado, derechas e izquierdas. Teníamos que navegar por nuevos rumbos, tanto políticos como sociales, ya que si algo había comprendido en mi jornada matutina, es que un nuevo modelo se nos ofrecía de manera disimulada, dándonos a nosotros la opción de aferrarnos a él, o simplemente despreciarlo y anclarnos a un pasado caduco y obsoleto.


Recuerda que tras la noche, vendrá una noche más larga, quiero que no me abandones, Nación mía al alba.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Algo está cambiando

Algunas veces, la idiosincrasia política y los miedos a las pérdidas de poder acaban pareciéndose más a una reyerta entre navajeros que a un discurso político en la cual lo que menos parece importar es la resolución del problema, el análisis de los errores cometidos y la falta de prevención y de medidas efectivas. El caso es buscar las maneras y generar dudas suficientes, subjetivamente argumentadas, para generar alrededor del libre-pensador, un halo que pueda parecer oscuro, con el único fin de que esa oscuridad tape los propios errores y fracasos.

Normalmente, esos fracasos suelen ser debido a una falta de previsión total y suelen ser comúnmente producido por aquellos que anteriormente cometieron los mismos errores, incluyendo la falta de información.

Las faltas de previsión anteriormente mencionadas y el intento de control absoluto, suelen llevar comúnmente a un gran desastre organizativo, ya que la falta de organización administrativa es un problema común de aquellas organizaciones en donde la creencia ciega en su capacidad de improvisación está a prueba de bomba (y desastres).

Por ello este tipo de actitudes acaban abocando a una elevada tasa de absentismo de voto, y su lentitud e ineficacia es todo menos sorprendente, para aquellos que como he dicho anteriormente, no suelen ponerse el traje de faena. Provocando crispación, desentimiento y conflicto. Lo que añadido a la falta de autocrítica y miedo a pérdida de control absoluto, ejerce una función desestabilizadora y de desmembración inevitable.

El problema de la total falta de previsión es un problema de organización asociativa.

Poco importa si las decisiones nefastas fueran tomadas directamente por el responsable asociativo o por varios de sus subordinados, lo que importa y el mensaje que acaba llegando al electorado, es que él sea el último responsable y que él tuviera que haber admitido no solamente los enormes errores cometidos en el desarrollo organizativo, sino su responsabilidad personal y/o política. Y los políticos demuestran su sentido de responsabilidad,  asumiendo sus errores y tomando decisiones que generen una expectativa de cambio.

La falta de decisión,  a partir de la presentación de una fractura asociativa tendrá, sin ninguna duda, un importante desgaste político, que resultará en el mejor de los casos en una considerable merma de la organización o en el peor de los casos, una quiebra total.

Este tipo de desastres organizativos y funcionales, ejercen en el resto una enorme desmotivación.

Traducción: Se acaba siendo un desastre organizativo.

Pero seamos positivos. ¿Se puede innovar en estas circunstancias?. La respuesta es si.

Por encima de este sentimiento de caos sobrevuela una sensación de abandono, de incuria, de desastre organizativo, de retraso sideral, por ello la información interna es inherente a las organizaciones. Y es que, una organización no es más que un conjunto de personas que interaccionan intercambiando información. Por ello, la información interna en una organización se considera mucho más importante (su volumen es generalmente mayor) que la información externa.

Los aspectos administrativos y organizativos son de vital importancia para incorporar medidas de prevención y mitigación. Sus fallos, errores y desidias, deben estar perfectamente solventadas con anterioridad a la ocurrencia de un desastre, ya que luego lo único que se puede hacer es lamentarse, cuando los desastres podían haberse evitado. Sólo existe un camino, la toma de decisiones drásticas y firmes.

Este análisis es ambicioso en el sentido de que su objetivo final es la implementación de una política de calidad total en la prestación de los servicios a los afiliados, ya que la falta administrativa, organizativa y funcional, ha de dar paso para asegurar la calidad de la prestación de los servicios. Para mejorar en forma inherente las condiciones estructurales, las no estructurales y las administrativo-organizativas desde el punto de vista de la operación cotidiana, lo cual redunda en un comportamiento más adecuado para la organización y sus afiliados. Las  cuales se traducirían en una importante fidelización del voto. Algo necesario e imprescindible en cualquier organización.

Dentro de los aspectos organizativos, es necesario mencionar que muchos de los problemas que se presentan en la operación cotidiana se deben a deficiencias o ausencia de programas de mantenimiento preventivo, de políticas concretas comunitarias, de falta de organización y funcionamiento estructural, de carencia de ideas, de demasía en la improvisación.

La falta de planificación para ampliaciones o modificaciones provoca un crecimiento desordenado que ocasiona deficiencias generales de funcionamiento, interrupción de servicios y malestar para los asociados. Circunstancia esta que provoca el colapso funcional y hay que renovar para poder tener capacidad de solventar las deficiencias que se presenten en el menor plazo posible

«A cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades»

Otra consecuencia de esas teorías nocivas, es que el hombre ya no se considere responsable y que no busque en si mismo la causa de sus propios triunfos o fracasos. Shakespeare en la tragedia de «Julio César», hace decir a Casio: «The fault, dear Brutus, lies not in our stars, but in ourselves that we are underlings». («La culpa, querido Bruto, de nuestra Inferioridad, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos»). ¿Quién en nuestros días, diría otro tanto?

En una de las páginas de la obra magna de la literatura castellana, Cervantes, por boca de don Quijote, dice: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos: con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida».

Ante la caída en picado de partidos como el PSOE, carentes de ideas y con una guerra interna acuciante, el malestar ciudadano ante las últimas decisiones tomadas por el Partido Popular, así como la consolidación en el panorama político de partidos como UPYD, ó la aparición de partidos como Movimientos Ciudadano, liderado por Albert Rivera, los cuales ocupan un espacio de centro, con un mensaje claro: “no somos derecha, ni izquierda, simplemente queremos cambiar las cosas”. Mensaje que cala profundamente en una sociedad mermada de valores de izquierda y derecha, sino sometida a una profunda crisis. Por lo que los ideales caducos y trasnochados, así como los mensajes arcaicos del miedo a unos y otros, ya no llegan al votante. Sólo los mensajes claros y contundentes del cambio profundo, de soluciones a sus problemas, generan expectativas de movimiento real en el electorado. Harto y asqueado, de ver constantemente en los medios, corrupción y más corrupción, mientras sus neveras cada vez están más vacías.
Por todo ello me atrevo a decir, sin ningún género de duda, que es momento de que los partidos políticos hagan sus deberes sin demora, ya que el panorama político está cambiando. El que no quiera ver…

Como siempre un saludo para todos aquellos que me leen, que por lo que veo son bastantes, de un politólogo aficionado. Espero que mi mensaje llegue “desde el cariño, como siempre”.